Trabajo con tierra, esa tierra que pisás con los pies desnudos, dónde germinan tantas semillas y que hospeda tanta vida. La tierra que uso es de diferentes tipos y la «rescato» de lugares muy diversos (cultivos, jardines, playas, ríos, construcciones, calles, cerros). Donde voy, pido permiso, me traigo un poquito y empiezo a conocerla. Es un camino largo que hay que recorrer para descubrir cómo es, cómo se siente en las manos, y vislumbrar qué puedo hacer con ella. Al no tratarse solamente de arcilla, nunca se sabe cómo va a comportarse al darle forma. A veces, por la naturaleza física del barro tengo que mezclar tierras diferentes para aumentar su flexibilidad o resistencia, o simplemente darle algún otro efecto. Con la tierra natural hago barro y lo trabajo de manera cruda, aunque también incursiono con la horneada y el efecto del fuego y las altas temperaturas sobre las formas, texturas y colores. El agua de mar y agua solarizada también son parte de la mezcla, dándole un toque de magia!
Barro de montaña
Barro de cultivos
Barro de pedemonte
Barro de jardín
Barro de médanos
Barro de playa
Barro de cerros (cerro Dedos, Alcaraz, y el que me espere)
Barro de ríos (Atuel) y río seco (Lavalle, Mendoza)
Barro de lugares (Carrizal, Potrerillos, Barreal, Jáchal, Madryn, Las Grutas, Embalse, Isidris, y más!)
Barro de barrios
Barro de construcciones
Barro de calles (y de camino de cabras)
Barro de alfareros
Es fácil enamorArte. Te cuento 3 simples pasos
Creaciones de barro crudo, pintados a mano con acrílico, borra de vinos y otros tintes naturales.