El barro me enseña la aceptación. Se entrega y toma la forma que le das, para luego cuartearse a medida que pierde humedad. Así, te invita a que lo unas, y que seas testigo de que sus partes también queden separadas naturalmente. A veces es flexible, a veces no. Pero igual confía. Confía porque está en tus manos, porque sabe que a través de él te conectas con la tierra. Y él, a través tuyo, se conecta con el cielo.
El barro me enseña el respeto por las formas naturales, irregulares. Y ahí, el color resalta la asimetría espontánea y dibuja los mensajes del cosmos. El barro me enseña la paciencia, respetar los tiempos, los procesos de formación, de secado…me invita a bajar varios cambios y a aceptar lo que ES.
El barro me enseña el silencio, ahí donde es todo molécula, sal, geometría, textura, temperatura, conexión…Y así nace el instinto natural, que te lleva como un viaje a una introspección tan libre!
El barro me enseña la expansión. Ahora incluyo otros elementos a mezclarse con él…sólo para jugar y disfrutar de la unión con los Otros. Cáscaras de mandarinas, cáscaras de huevo, vino seco y revivido a pincel y agua, arena de playa de ballenas, pétalos de flor de Cosmos, piedritas muy chiquititas, restos de arcilla cocida…a qué otros ingredientes les damos la bienvenida?
Y así…también sigo aprendiendo de los amantes de la arcilla…Paula, Gabi, Ana, Lizi…y maestros del camino infinito…infinitos nombres. Gracias!
Gracias por ser, estar y visitarnos!
Creaciones de barro crudo, pintados a mano con acrílico, borra de vinos y otros tintes naturales.